La aprobación del texto reformado del Estatuto de Andalucía tiene a casi toda la descastada casta política en un absoluto paroxismo. Han sido dos años de pérdida de tiempo, en los que se han dedicado a justificar sus sueldos sobre la base de una irrealidad -¿nacional?-, de algo que a los andaluces no les interesa ni ven necesario, en lugar de esforzarse por sacar a Andalucía de la pésima situación de retraso en que se encuentra y que, en definitiva, es por lo que deberían cobrar. Si se les aplicara el principio de permanencia en el puesto y cobro por resultados de cualquier empresa privada, ¿cuántos quedarían?.
Arenas afirma que tenía dos opciones: mirar para otro lado o intentar que la reforma no se convirtiera en un Estatuto de izquierdas (formándose de facto un Pacto del Tinell) y que se vendiera la idea de que la derecha (quizá se sienta mejor si lo llamo centro) no quiere a Andalucía. Ha optado por la segunda y, en mi opinión, no es lo correcto.
Ciertamente ha desconcertado a socialistas y comunistas, que esperaban su negativa, impidiéndoles la exclusión del PP. Intentaba frenar un intento de seguimiento de la corriente nacionalista y separatista que recorre la Nación, frenar una coartada a los catalanes, vascos, gallegos, etc., que -con Zapatero al frente- tratan de extender esta posición desintegradora de España para investirla con un halo de normalidad y constitucionalidad del que carece. Pero el problema radica en que su modelo de Estatuto, no va a servir como patrón. Es insuficiente para los nacionalistas y, para los que no lo somos, supera los límites de un ideario tendente a mantener un Estado con un mínimo competencial que garantice la unidad e igualdad interterritorial. Y ya me lo pueden pintar del color que quieran, que no.
Puede pensar Arenas que le rentará electoralmente, captando voto de centro izquierda. No estoy segura de ello; al socialista andaluz, máxime si está vinculado a cualquiera de los tentáculos o a la tinta de la Junta, no; y al resto, le lleva dando explicaciones desde la aprobación, porque sabe que no lo puede compartir. Se puede entender, pero no estar de acuerdo. Y no es ya una cuestión de realidad nacional o no, aconfesionalidad asimilida a laicidad, competencias tributarias o derecho a una muerte digna, es que no debería haber formado parte de este esperpento. Bastaba con haber dejado que PSOE e IU redactaran un texto copiado del catalán y recurrirlo ante el Tribunal Constitucional.
Considera que "mirar para otro lado" era lo más fácil. No lo creo. Habría conllevado una ardua tarea explicativa, didáctica, de defensa de una posición consistente en no permitir que se siga horadando el sistema constitucional del 78. Parece mucho más trabajoso y duro negarse a hacer algo innecesario e inútil -pues el actual Estatuto no está, ni de lejos, plenamente desarrollado-, que sólo sirve como coadyuvante a los promotores de reformas estatutarias que buscan soterradamente reformas constitucionales, sin seguir los protocolos previstos para ello. Y es mucho más compleja y costosa esta posición porque se encuentra con dos frentes: uno, la sociedad a la que se le tiene que explicar la negativa; otro, su propio partido, pues ¿cómo se va a oponer a la reforma si en las comunidades valenciana y balear las han llevado a cabo?.
Niego la mayor. El PP no debería haber participado en ninguna reforma estatutaria en el momento actual. Ahora mismo la situación es extremadamente delicada, hay demasiados ataques al sistema constitucional, y este Estatuto no va a servir de límite a nada. Estamos ante una competición entre comunidades, a ver quien logra más, y eso no hace sino debilitar al Estado, a España. Arenas tenía la salida de oponerse a esta vorágine desmedida. Su problema era el estar entre la espada y la pared; y no porque el Estatuto resultante fuera de izquierdas, o por la espina del 81, sino porque en un lado estaba su partido y en otro los socialistas-comunistas y sus medios de comunicación que se habrían encargado de machacarlo. Pero en la vida hay que ser valiente, y creo que sólo lo ha sido a medias; se ha enfrentado al contrincante político, mas no a su propio partido, y España necesita una fuerza recuperadora de su esencia.
Se trata de paralizar la descentralización ilimitada, porque no es sólo una cuestión competencial, sino de concepción de la Nación. España no se puede convertir en el resultado de sumar 17, es un todo; no se puede llegar a España por inducción, sino a las comunidades autónomas por deducción. Arenas tiene su parte de responsabilidad, indudablemente, pero la responsabilidad última reside en el PP y en Rajoy que es quien lo dirige.
4 comentarios:
El problema,querida Natalia,es que dentro del PP coexisten dos conceptos diferentes de afrontar la situación que ha generado zapatero;haciendo un frente de defensa del constitucionalismo,o entrar en el juego posibilista de no caer en la exclusión tipo Pacto del Tinell.
Lo peor,es que da la sensación de que no creen en lo que defienden.
El giro que ha tomado el PP,y que para algunos ha visto la luz con Arenas y su "realidad nacional",se venía anunciando desde los equilibrismos sin red de Piqué,las extrañas coincidencias de Gallardón con aquellos que pretenden que los populares sean "blandiblus" bizcochables,y las reformas estatutarias en la Comunidad valenciana de Camps.
Que la izquierda,con Zapatero a la cabeza,quiere dinamitar la Constitución del 78 y el Estado tal y como ha existido hasta hoy,es obvio y palpable.
Lo impensable,es que el PP se sume como orfeón al sepelio de la unidad nacional,con el espúreo argumento de la soledad y de lo ignominioso de la marginalidad tipo Tinell.
Estas milongas se cuecen en la calle Génova entre Arriola y la cohorte de asesores,empeñados en alcanzar ese Nirvana que es el "centro" moderado,que según estos lumbreras,es donde se ganan las elecciones.
Con esta falacia posibilista,como dice Sempietnos,tratan de convencer a su electorado natural,que la vaca que ven en el escenario es tal,y no una gallina vestida de flamenca.
Lo peor como decía Jerry Batermbum en un artículo en "Herald Tribune" del pasado Octubre,es "....que la descomposición del Estado no tiene vuelta atras,ni visos de concluir con estas Reformas estatutarias".
Y esta en lo cierto.Tras el numerito de Arenas,vendran los gallegos,con un BNG que no va a tragar con menos y que exigirá que figure la "nación gallega" en el preámbulo.
¿Y que va a hacer el PP?¿negar a Galicia lo que acepta en Andalucia,y que a su vez negó en Cataluña?.
Este transformismo suicida,no es que sirva de coartada a Zapatero y los nacionalismos,sino que socava la esencia misma del ideario del PP,dejando al pairo a sus votantes y sumidos en la confusión más absoluta.
Zaplana y Esperanza Aguirre ya han mostrado su disconformidad con todo este dislate.
Y de la misma manera que el responsable último de todo esto es Rajoy,se corre el riesgo de que dentro del PP se produzca la escisión entre los posibilistas "agradaores" que encabezan Piqué,Gallardón y Arenas,frente al sector liberal de Zaplana y Aguirre que es con quien se identifican los votantes.
En esas estamos.
Natalia está sublime señores, vaya pedazo de artículo. Me parece surrealista ahora lo de ir explicando la posición tomada a los simpatizantes, intentando convencerlos de haber hecho lo correcto. Cómo Canalsu ha dicho alguna vez: éstos también se apuntan al "confía en mí que yo sé que ésto va a ser bueno para tí". El voto es un contrato muy serio para que me lo vayan meneando según va el aire.
Yo leeré el nuevo texto para ver si realmente es votable. Por ahora como el travestismo no me pone en ninguna de sus concepciones, el político me es exactamente igual, ora férreo defensor de principios constitucionales, ora que me lleva la corriente.
En los últimos tiempos el PP ha dado un giro claro de marketing político y lavadito de cara, lo escribí en el blog y no creo ir muy desencaminado.
Sinceramente,coladetoro,creo que el votante del PP votara "no" en el referendum estatutario como forma de castigo a las veleidades progre/centristas,pero que será incondicional su respaldo en las Generales.
¡Que remedio!.Respecto a Rajoy,no veo peligrar su liderazgo,por lo menos hasta ver el resultado en los próximos comicios,y sobre todo,como va a reaccionar ante el "otoño caliente" que se avecina,con el ultimatum de ETA a Zapatero.
Y en relación a lo de Ciudadanos,aquí no existe un liderazgo intelectual como el de Boadella,Arcadio Espada o Francisco de Carreras.Los "intelectuales" autóctonos estan de lo más a gusto en sus pesebres,hocicando subvenciones y prebendas como para jugarse los cuartos y encabezar una insumisión ante el chavismo disléxico.
No es plan,no...
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