
A las ocho de la mañana, agentes policiales y el secretario judicial se personaron en el domicilio de José Joaquín Ripoll , presidente de la Diputación de Alicante y líder provincial del PP.
Le mostraron una orden de registro y le comunicaron que estaba detenido.
A mediodía, fue llevado a su despacho en la Diputación, que también fue registrado. Entre las dos y las tres de la tarde, fue conducido a una comisaría de Alicante, donde permaneció cinco horas. En ese tiempo, fue sometido a un interrogatorio policial.
A las ocho, fue puesto en libertad tras recibir una citación para declarar hoy en el juzgado de Orihuela.
El juez desmintió ayer en dos notas sucesivas de manera tajante la versión de la Policía, que había hecho público un comunicado anteanoche en el que situaba las detenciones «en el marco de un dispositivo dirigido por el juzgado de primera instancia número 3 de Orihuela» y luego especificaba que los arrestados están acusados de delitos de cohecho, prevaricación, tráfico de influencias, fraude y encubrimiento.
Su detención sin orden judicial, respaldada por las mentiras de la policia, es totalmente improcedente en un Estado de Derecho. Y es que los modos y maneras de la policia de Rubalcaba
nos retrotraen a la STASI, a las policias estalinistas, a las detenciones arbitrarias, a las pruebas falsas bien sea una mochila con explosivos de Vallecas o una inventada agresión al otrora Ministro de Defensa y hoy multimillonario Presidente del Congreso.
En sus comunicaciones, el juez afirma de forma categórica que no ordenó la detención de Ripoll ni de persona alguna, que no fue informado de esta actuación policial, que no existe imputación judicial contra ninguno de los arrestados y que tampoco ha citado a declarar a Ripoll.
Visto lo visto, la táctica del PSOE y el Gobierno de Zapatero pasa por detener a dirigentes del PP o montar en comandita con UGT y CCOO huelgas salvajes, en su estrategia de demoler a los populares en su feudos de Madrid y Levante.
La primera mentira de la Policía fue, pues, hacer creer al propio Ripoll y a los medios de comunicación que había una orden de detención judicial.
La segunda mentira de la nota policial es que Ripoll y los detenidos están acusados de graves delitos. El juez de Orihuela precisó ayer «que no existe imputación judicial alguna» contra ellos tras tres años de investigación.
La tercera mentira es la ilegalidad de la citación para declarar ante el juez que el propio Ripoll leyó ayer ante la prensa porque está firmada por un funcionario anónimo policial (o Belén Esteban, quien sabe... ) y lleva el membrete de la Dirección General de la Policía.
La guinda la pone el aviso de Rubalcaba a Rajoy la noche anterior a la detención, que recuerda muy mucho a las llamadas nocturnas que se producen en la dictadura castrista cuando se va a proceder a la detención de un disidente.
Eso sí: a Ripoll no lo torturaron.
Algo es algo.