Wilfredo Pareto
es famoso por su teorema conocido por la regla del 80-20. Pareto observó que
la gente en su sociedad se dividía naturalmente entre los «pocos de
mucho» y los «muchos de poco» y que esto daba lugar a la aparición
de dos grupos de proporciones 80-20 tales que el grupo minoritario,
formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo
mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de ese mismo algo.
Rajoy presentó ayer en el Congreso el mayor programa de ajuste de la democracia,
con el que el Gobierno pretende ahorrar 65.000 millones de euros en dos
años y medio para cuadrar las cuentas públicas.
Entre el corolario de medidas, la
subida del IVA y la eliminación de la desgravación por vivienda, de
la reducción de la prestación por desempleo y de la supresión -temporal-
de la paga extra de Navidad a los funcionarios.
Rajoy, siguiendo los parámetros del teorema de Pareto,
concentra el 80% de los ajustes,recortes y tijera en los ciudadanos mientras que deja en un exiguo 20% la reducción de las partidas a sindicatos y partidos políticos.
En cuanto a la reforma de la Administración Pública, sólo un breve esbozo reflejado en los ayuntamientos. La reducción del 30% en el número de
concejales se nos antoja corta, aunque -eso sí-, supone un avance.
Pero bien es cierto que esa medida se debería aplicar también en los Parlamentos autonómicos. Rajoy vuelve a pasar de puntillas sobre algo tan trascendental, urgente y necesario como es la reforma del modelo
de Estado.
Si algún incauto pensaba que Rajoy iba a proceder a la reforma de la Constitución y a rebajar el
poder de las autonomías con leyes orgánicas, puede ir descartándolo por completo.
Lo cierto, es que el tiempo se agota y da la sensación de que lo de ayer de Rajoy es el último envite para evitar un rescate en toda regla.
natpastor@gmail.com