
Es nuestro futuro el que está en juego.
Y toda sociedad que no se construye de arriba abajo, necesita de una revolución de abajo arriba que la transforme y acerque al ideal de sus ciudadanos. Se que la tarea no es fácil.
El Gobierno socialista ha logrado anular a los grupos de influencia que tradicionalmente encabezaban tales reivindicaciones en el pasado. La Universidad, aquella que corría delante de los grises, vive agazapada entre sus muros funcionariales; de los intelectuales -
exceptuando a Pérez Reverte- mejor no hablar. Son capaces de denunciar la guerra de Irak y callar como meretrices ante Afganistán , de poner sus ahorros en Suiza mientras miran con indiferencia como se hunde España.
Qué decir de los sindicatos, que ya ni siquiera responden al apellido de reivindicativos, pesebreros adocenados y pedigüeños. ¿Y los medios de comunicación?, salvo honrosas excepciones , la lucha por su propia supervivencia les hace depender, hoy más que nunca, del poder político, publicidad y regulación, voces de sus amos.
Sin embargo, no es imposible. Es, lo he dicho siempre, una cuestión de actitud, de conciencia, de valentía. De involucrar la libertad, la voluntad.
Dicen que la figura de los héroes ha muerto ; bien, pues recuperémosla cada uno en nuestro ámbito.
Otro restaurante, en este caso en Valencia, se suma a la rebelión contra la ley antifumadores. Desde que entró en vigor la ley antitabaco su establecimiento ha perdido el
60% de su clientela habitual. El propietario recuerda que hace un par de años destinó
35.000 euros en la reforma del local para habilitar una zona para fumadores, mediante la apertura de una nueva puerta e instalación de extractores, una inversión que, según asegura,
"no ha servido para nada".Mientras el restaurante
Asador Guadalmina de Marbella, pionero en la rebelión contra la ley antifumadores,
está recibiendo llamadas de apoyo "de media España".La policía de Pamplona también se rebela:
no vigilarán si se fuma en los parques.Muchas leyes no nos obligan en conciencia porque son injustas aunque legales, pero no podemos ser cómplices con nuestro silencio. Es una aberración que va contra los derechos fundamentales de los seres humanos. El derecho de resistencia se convierte en deber cuando afecta a la justicia y a la libertad.
Como dijo
William Wallace "Tu corazón es libre, ten valor para hacerle caso."
natpastor@gmail.com