lunes, febrero 19, 2007

El Espejo

El referéndum celebrado ayer, 18 de febrero, para ratificar el nuevo Estatuto de autonomía de Andalucía se ha saldado con un balance que refleja varias realidades, no nacionales precisamente.
En primer lugar, ha puesto de manifiesto que la sociedad civil andaluza ha llegado al punto del hastío en relación a una casta -que no clase- integrada, en su casi totalidad, por aquellos que buscan en la política una forma de enriquecerse, medrar, saciar su sed de poder o el refugio perfecto pues su ínfimo nivel intelectual, formativo, profesional o de capacidad de trabajo, de esfuerzo, de cumplimiento de objetivos o asunción de responsabilidades les impediría ganarse la vida en cualquier otro ámbito; sin perjuicio de que ninguna posibilidad excluye a las restantes. Una casta preocupada exclusivamente de sí misma, de procurarse su propio beneficio y bienestar, de permanecer por tiempo indefinido en su cargo, y que olvida sistemáticamente que está para servir a los ciudadanos (que les pagamos sus sueldos) y no para servirse de ellos.
Esta es la única lectura posible de una abstención que alcanza los dos tercios del total de los votantes. Están para solucionar los problemas existentes, no para crear otros nuevos. Sólo había una manera de enviarles el mensaje de que no les queríamos legitimar en su acción, no votando, aunque lamentablemente no lo quieran entender, pues no les interesa.
En segundo lugar, la reacción del Gobierno socialista, encabezado por Chaves, confirma que nos encontramos ante un régimen de corte dictatorial, absolutista, tiránico, que como primera medida piensa, en boca de Zarrías, pasar lista de asistencia e indagar sobre cuáles y en dónde han sido los resultados. Hacer la lista negra de los disidentes, muy democrático, Gaspar. Si el voto es secreto, el no voto, también; entrar a controlar las zonas que han apoyado o no el referéndum a efectos, seguro, de represalias, es tan puramente estalinista como usted cacique de baja estofa. Negar la realidad, esconder datos, hacer de ellos una lectura falsa y tendenciosa, tergiversar el resultado verdadero, retorcer el significado de las cosas mediante una interpretación torticera, recurrir al apagón informativo...., todo prácticas totalitaristas.
En tercer lugar, la reacción del PP refleja que el intento de superar el complejo que les ocasiona la acusación por parte del Psoe de no querer a Andalucía, les ha llevado a actuar en contra de los principios que defendían. Esto no tiene perdón. Mucho menos lo tiene que, ahora, aleguen que ya advirtieron -qué listos ellos- que no había necesidad de reformar el Estatuto. Pero se suman a la fiesta, como si así les fueran a incluir en el club de los grandes. Y es que no se enteran de que ni sumándose, ni restándose, ni arrodillándose y reconociendo que la izquierda socialista es la más legítima y mejor forma de gobierno, les van a tener la más mínima consideración, el más mínimo respeto, ni les van a admitir en ese extraño club del que quieren formar parte.
Cuarto, la abstención no significa que los andaluces seamos unos indolentes a los que todo nos da igual, ni el hecho de abstenernos nos priva en absoluto del derecho a opinar o a quejarnos. Quienes así lo entienden (el Consejero de Empleo, por ejemplo), no entienden -como presumen- lo que es la democracia en términos absolutos, sólo relativos, determinados, contaminados y limitados por una monofásica visión desde la política. Esta abstención significa que los andaluces no estamos por la labor de servir de coartada legitimadora de la tendencia actual de la casta política de demoler el modelo de Estado de la Constitución. Votar implicaba formar parte de la patraña. Y si hubiera, de verdad, una democracia, el nuevo Estatuto se consideraría falto de legitimidad suficiente para sustituir al que fue votado y apoyado por un porcentaje mucho más elevado. Si, junto al SI y al NO, hubieran añadido la opción QUEDARNOS COMO ESTAMOS, segura estoy de que la participación habría sido mayor y, dicha posibilidad, la más votada. Los andaluces queremos la España que tenemos, no la que quieren los políticos (empezando por Zapatero, siguiendo por los nacionalistas) que tengamos sin haberla explicado abiertamente siquiera, y sin hacerlo respetando los requisitos constitucionalmente previstos y establecidos para tal reforma.
Quinto, el pírrico SI al Estatuto (inferior a un tercio del total de votantes), resulta un varapalo especialmente para el Psoe y, de modo más acentuado y rotundo, para Chaves. Desde hace dos décadas y media, aproximadamente, si D. Manuel decía se hace esto, esto se hacía y sin rechistar. Fuera cual fuera la consigna a seguir, era seguida en masa por las hordas socialistas. Pero este referéndum lo ha dejado solo ante el espejo y le ha dicho, sorpresivamente, que está desnudo. Debe sentirse como el adinerado que de forma repentina se arruina y descubre que, quienes creía que le querían y apreciaban, realmente querían y apreciaban su dinero. Chaves, si ha reflexionado mínimamente, habrá percibido que quienes consideraba que le respetaban, vitoreaban, votaban y rendían pleitesía, lo que verdaderamente sentían y escondían, era temor. Miedo que no se había evidenciado antes porque no estaba en riesgo que el Psoe, y Chaves con él, perdieran las elecciones. En este plebiscito no entraba en juego la continuidad o no del Psoe al frente de la Junta, no corría por tanto peligro la continuidad o no de las adjudicaciones a dedo, de las subvenciones a dedo, de la invención de cargos con colocación a dedo, de las contrataciones a dedo. Chaves habrá descubierto que lo que de veras respetan, quieren, vitorean, votan y a lo que rinden pleitesía aquellos que tiene alrededor o extramuros, no es a su persona, sino a su "dedo". Triste día, supongo, para el príncipe caído de su trono de egolatría al encontrarse solo ante el espejo que le muestra, con toda su crudeza, la dura y funesta realidad.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Natalia, la casilla QUEDARNOS COMO ESTAMOS si que estaba entre las papeletas, era la que ponía NO.
Me parece que no es muy dificl de entender.

Sobre la interpretación de la abstención, tan ilusorio es decir que en realidad eran Síes pero que como estaba claro no fueron a votar, como dice Zarrias y cia, como decir que son hastiados que no quieren legitimar el sistema, ni este proceso de reforma del Estatuto.

Lo malo de abstenerse es eso, que después todo el mundo quiere aprovecharse de tu no asistencia y sumarte a su causa.

Si no se quiere legitimar el proceso de reforma lo que hay que decir es NO.
Querer después sumar a tu postura la de aquellos que no la manifestaron es jugar al ventajismo político.

Anónimo dijo...

Han recibido un varapalo, y han optado por la táctica del avestruz.
Niegan la mayor y siguen instalados,(TODOS),en el pedestal que los aleja más y más de los ciudadanos.
Felicidades a los que os abstuvisteis:habeis dado en la diana.

Sempietnos dijo...

Cuando se realiza una política de espaldas a las necesidades reales de los ciudadanos,querida Natalia,sucede lo que ha sucedido con el referendum.
Lo penoso, es que se consumido esta legislatura, una más, en este descalzaperros inútil,que sólo ha servido para que unos cubran el expediente del estatuto catalán, y otros exorcizen los demonios interiores que habitan desde 1981.

Anónimo dijo...

El papelón de todos es infumable, pero ver las explicaciones de Chaves o Blanco, y oir a Pizarro,es que da grima.
Y ahora,Arenas,sacudiendose las moscas del traje.
Patético.

Irene Adler dijo...

Mi voto fue SI en el referendum.
Pero es innegable que existe un divorcio entre políticos y ciudadanos.
Y eso es malo para la democracia.

Anónimo dijo...

El análisis de Sáenz de Santamaría sobre el ridículo del Estatuto andaluz es de nota: "Otros deben reflexionar" sobre el fracaso, dice ahora la artífice de algunos de los párrafos de esa aportación a la ingeniería social que incluye ocurrencias como la de la "realidad nacional" y bromas pesadas como la de otro Comité Audiovisual. No sólo la dejan sola para que dé la cara de un error ampliamente compartido en esa casa, sino que transmiten el mensaje más culpable posible.

GFO dijo...

Carlo Burdini decía que "la democracia es una cuestión de cantidad,que sustenta la legitimidad".
El resultado aberrante del referendum sobre el Estatuto andaluz,pone en cuestión esta máxima,hasta el punto,que se puede afirmar sin lugar de dudas que las minorias rigen los destinos.
No sólo en el asunto del referendum,que evidencia las lagunas legislativas al no exigir un mínimo de participación para tomar en cuestión el resultado(vease lo acontencido en Portugal respecto a la consulta sobre la despenalización del aborto),si no que se extrapola a la situación política en España, presa de las voluntades nacionalistas,minoritarias,si,pero con la capacidad bisagra de convertirse en la llave de la "gobernabilidad".
Urge una solución.

Isaac García Expósito dijo...

Yo creo que la sociedad civil andaluza es borreguil, lanar, esclava en definitiva.

Ahora no habrá nada más que lo que nos merecemos.

http://siervodelaverdad.blogspot.com/

Sempietnos dijo...

Totalmente de acuerdo con lo que expones,gutiforever,sobre la ausencia y carencia absoluta de legitimidad en un resultado,donde casi el 70% de la poblaíón,de una u otra manera, no avala el nuevo Estatuto de Andalucia.
La "dictadura de las minorias" es un hecho evidente, y desgraciadamente,en el caso del PP,fundamental para ser alternativa futura de gobierno.

Anónimo dijo...

Natalia, tu vecina se equivoca de pregunta.
El presidente de la Comunidad pregunta a la comunidad de propietarios si se pinta el bloque de unos bonitos colores pastel, que haran revalorizar tu piso, que te harán más comoda tu existencia en esta comunidad o si quieres que el bloque siga con los mismos colores.

Tu puedes pensar que en realidad al bloque no le hace falta pintura, sino rehacer los cimientos que están podridos, poner un ascensosr nuevo, renovar el alumbrado y poner las tuberias del gas. Que eso de que la pintura te hará vivir mejor es una tonteria y que no le interesa a nadie habiendo otras cosas más importantes. Además, si se pinta de colores pastel se va contra los estatutos de la intercomunidad, que dice que todos los bloques han de estar pintados igual (bueno, en realidad el estatuto de la intercomunidad dice que todos han de estar pintados en la misma gama de colores, y que algunos si que tienen libertad para pintarlo como quieran.

Ante esa situación ¿que hacer? Pues primero votar que no, porque quieres que siga pintado igual y cuando lleguen las elecciones a presidente de la comunidad de propietarios proponer oro nuevo candidato, que no malgaste si tiempo en esfuerzos superfluos.

Anónimo dijo...

Pues en Marinaleda,feudo de izquierdas donde los haya,ganó el NO.
¡Qué cosas!