
Pocas biografías son tan fascinantes como la de José Fouché, para percibir por completo la efectividad que este personaje logra por medio de la tergiversación de los valores éticos y morales más elementales. Esta " práctica de la maldad" en estado puro, era la marca de la casa.
Ingresó como clérigo en el seminario de los oratorianos, profesor de Física y Geometría - no,de Química no, no piensen mal... - y al cumplir los treinta años, después de una década dentro del convento, dio la espalda al pasado y abandonó la vida religiosa para dedicarse a la política.
Maestro en la traición y con la naturaleza escurridiza de un reptil, Fouché supo siempre aprovechar las ocasiones que se le presentaron para demostrar sus habilidades de conspirador y eliminar a aquéllos que significaron un obstáculo para sus fines.
Dio un giro radical hacia la izquierda, ubicándose con los jacobinos, que en ese momento dominaban para acabar con los moderados. Se tomó muy en serio su papel, y en 1793 redactó la "Instrucción de Lyon" y se presentó como el primer comunista de la revolución.
Además, se declaró ateo, mandó a la guillotina a cuantos consideró que podían ser peligrosos, quemó iglesias, se mofó de los religiosos y fusiló a cañonazos a los sospechosos de conspirar contra la república.
Murió en Trieste, el 26 de diciembre de 1820, olvidado por todos y con una frase lapidaria que dirigió a quienes le habían postergado al ocaso :"Están todos los que son y son todos lo que están".

Las actas de ETA sobre las negociaciones con el Gobierno siguen destilando estulticias; la última, es ver que Baltasar Garzón. aparece en estos documentos como parte activa en el proceso de "paz". Uno de los negociadores del Gobierno arguyó que el juez, además de ser “garantía” para la buena marcha del proceso, tenía abiertas las líneas con el Ejecutivo y Batasuna. Escalofriante.
Estas actas aparecen dentro de los folios enviados por Francia a través de una comisión rogatoria. Una documentación que la juez antiterrorista francesa, Laurence le Vert, no quiso remitir a Garzón durante el tiempo que éste se encargó del asunto.
Y no se lo envió porque, tal y como queda reflejado en la comisión rogatoria, desconfiaba de él.
¡Cómo para fiarse de semejante individuo!.
Una vez que Ruz se puso al frente del Juzgado Central de Instrucción número 5 –tras la suspensión de Garzón-, la juez francesa decidió enviar toda la documentación referente al "chivatazo" del Faisán.

Otra de las sorpresas que nos desvela la documentación de la juez Le Vert, es que el Ministerio del Interior mintió en la contestación a una comisión rogatoria de la juez francesaque reclamaba a las autoridades españolas que identificaran al usuario del teléfono móvil 648147190, que el etarra s Yurrebaso- uno de los negociadores de la banda en el proceso - afirmó que le fue facilitado por los representantes del Gobierno como contacto en caso de emergencia.
¿Llamamos y preguntamos por Freddy?. Quién sabe...
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