Estatua de sal

Cuando un político, tratando de justificar lo injustificable, se transforma en ilusionista intelectual, siempre resulta patético. Pero ese pathos, ese sentimiento, puede ser de índole diversa: misericordia, tristeza, risa, rabia; puede ser incluso un misceláneo.

El ministro Alonso, entrevistado la semana pasada por Carlos Herrera, ofreció unos minutos jocosos por su propia absurdez y, tras las preguntas, produjo la pena de un ser acorralado por los estrechos límites de sus falsas afirmaciones.
La actividad parlamentaria fue ayer eso, activa. El Congreso de los Diputados se inundó de falacias y demagogia, de bromas y chascarrillos de cuarta regional, de risas y voces; lo habitual.
Zapatero evaluó los primeros efectos de su Plan E. Su peculiar y original forma de interpretar datos, hechos, la realidad en fin, le convierte en el único capaz de encontrar algún signo de recuperación.
Asegura haber creado 63.000 puestos de trabajo (cuestionables) a través del plan de municipios, el de los 8.000 millones de euros. No está mal; teniendo en cuenta que esperaban unos 250.000, está peor. Las cifras no perdonan. El primer trimestre del año se ha cerrado con un descenso del 10% de los ingresos del Estado, una caída del 2,5% del PIB, un 50% menos de ventas en el sector automovilístico. En un año, el superávit de la Seguridad Social se ha reducido a la mitad.
De la Vega, ante los escolares, presentaba a Zapatero, al Psoe, como la mirada al futuro. Tenemos en el Parlamento español un caso exacto al de Benjamin Button, Perejil e Irak nos parecen reliquias añejas, al menos a los mortales extraparlamentarios. Criticar la impecable acción en Perejil (al margen "al alba y con viento de levante..."), induce a dudar sobre si, de haber sido Zapatero presidente entonces, seguiríamos manteniéndola en nuestro territorio o si la habría convertido en zona neutral de reunión para las cumbres de la Alianza de las Civilizaciones.
El mapa de la vieja sufrió ayer una doblez por Madrid. El Parlamento de Andalucía (antiguo Hospital de las Cinco LLagas), ocasionó una laceración infame: el Psoe rechazó la tramitación de una Ley de atención a las víctimas del terrorismo propuesta por el PP.
Mientras se están produciendo acercamientos de presos etarras que, hartos de su encarcelamiento y del abandono por parte de la banda, se muestran teóricamente dispuestos a colaborar y cambiar el rumbo de su vida (teórica y actualmente), el Psoe, en Andalucía, se niega a tomar siquiera en consideración lo que es moralmente una obligación impepinable. Justifica su decisión en que el Gobierno central prepara un texto en tal sentido: ¿para qué tanta reclamación de competencias, para qué tanta reivindicación de autonomía, si no la hace valer en lo necesario, únicamente en el desangramiento económico del Estado y en lo que le puede reportar el control y mantenimiento de su telaraña?.
Como Zapatero, que repudia todo lo que procede del principal partido de la oposición, Chaves aleja de sí cualquier propuesta de los populares. Así nos va. Sectarismo integral en detrimento del bien social.
Así estaba el Presidente ayer en el Congreso, como un anacoreta involuntario, solo en la soledad de su partido, refugio inevitable del vencido, derrotado por la inexorable y testaruda realidad, por la incapacidad para hacer creíbles un presente y un futuro alentadores, por el apagón de su iluminación. Su grupo es el único dispuesto a seguirle hasta el fondo, el Subgobernador del Banco de España, no...


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