El Libro de Estilo

Mi amigo Alfonso entró a trabajar en EL PAIS en 1985.
Cinco años después, cuando cogió la puerta de salida y se marchó, la explicación que nos dio fue simple:"Han sustituido el papel higiénico por el Libro de Estilo, y se limpian el culo todos los dias con él".
Mucho ha llovido desde entonces, y el empozoñamiento del otrora "Diario independiente de la mañana", su contumáz persitencia en la mentira, la infamia y la manipulación, le han convertido no ya en el boletín gubernamental y medio oficioso del PSOE, si no en un libelo putrefacto preñado de mentiras y manipulaciones continuas.
La última, hoy mismo. Juan Luis Cebrián, otrora director de informativos de RTVE durante el franquismo, y ahora reconvertido en expendedor de carnets de demócratas,vomita bilis en el editorial que hoy publica el diario de PRISA, contra Javier Gómez de Liaño tras la resolución del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que ha dejado en evidencia al Tribunal Supremo y al Constitucional, diciendo que el entonces juez tuvo un proceso parcial, y poniendo en el punto de mira a los prevaricadores Bacigalupo y García Ancos.
Pero Cebrián,y el diario El País no acatan la resolución (como no acataron en su dia la sentencia sobre los GAL, ni la de Barrionuevo, ni la de Vera, ni la de Sancristobal, ni cuando negaban Ibercorp y defendían a Mariano Rubio, ni cuando los papeles de Laos y Roldán, ....) y sueltan toda la bilis, todo el rencor, el odio enconado contra Gómez de Liaño.
El País le dedica un editorial al juez que titula "Prevaricó; claro que sí".
Con dos cojones, si señor.
Los mismos cojones de los que alardeaba el difunto capo di capi, Jesús Polanco a la hora de avisar al ingenuo Liaño:"quien se enfrente a mi, tiene que irse de España".
"Liaño fue un juez delincuente", sentencia el diario que sacudia a base de editoriales la cal viva de las suelas de los Ministros de Mister X.
Sólo falta que a la vuelta de las vacaciones Gabilondo, entre los calzoncillos de los terroristas suicidas, encuentre una pista, un resquicio, una puya servicial y doméstica, de buen lacayo obediente al señorito, para zaherir al juez.
No te prives, Iñaki.
Maestro.

Coda:

"La libertad de expresión y el derecho a la información son dos principios esenciales para la existencia de la prensa libre, que es una de las instituciones básicas del Estado de derecho. Tanto es así, que no se puede hablar de democracia en ausencia de una prensa que no tenga las garantías suficientes para desarrollar su labor. Los periodistas ejercemos estos dos derechos esenciales en nombre de la opinión pública, de nuestros lectores. Ello nos obliga ante la sociedad en una medida más amplia que el estricto respeto a las leyes, que debemos acatar como el resto de los ciudadanos. Cuando los periodistas exigimos información en nombre de la opinión pública o criticamos a personas o instituciones de la Administración o de la sociedad civil, contraemos una responsabilidad moral y política, además de jurídica. Es decir, que se puede abusar del derecho a la libertad de expresión o del derecho a la información sin infringir la ley. De vez en cuando, la prensa española ofrece ejemplos que demuestran cómo el periodismo puede ser puesto al servicio de intereses ajenos a los lectores; cómo se desarrollan a la luz pública campañas de opinión que responden a oscuras pugnas financieras o mercantiles; cómo a veces la caza y captura de ciudadanos se disfraza de periodismo de investigación. Convertir los medios de comunicación en armas del tráfico de influencias al servicio de intereses que no se declaran es una práctica de abuso que crece a la sombra de la libertad. Por eso hemos procurado que las opiniones de EL PAÍS —equivocadas o no— hayan sido siempre nítidas; sus dueños, conocidos; sus cuentas, auditadas desde el comienzo, y sus motivaciones, públicas."

Extraido del Libro de estilo de El País. PROLOGO

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