Caos

La figura del idiota ha sido un tema recurrente en la Literatura. Desde Dostoyevsky en su obra "El Idiota" a Félix de Azúa con su "Historia de un idiota", muchos son los que han incidido en las luces y sombras de aquellos a los que Cela definió de manera más castiza como "un completo gilipollas".

Sarkozy considera que nuestro Presidente no es inteligente, si bien gana elecciones.

Una perogrullada a la vista de quiénes han conformado una parte de sus varios gabinetes. Alguien dotado de inteligencia no se rodea de insultos permanentes a la misma, salvo que sea masoquista. Alguien inteligente no reduce el mundo a sí mismo y a cuatro palmeros de su entidad o inferior. Alguien inteligente mide las consecuencias a corto, medio y largo plazo, de sus decisiones. La inteligencia permite anticiparse a los acontecimientos, así como buscar soluciones inmediatas a situaciones adversas sobrevenidas. Definitivamente, no parece muy inteligente.
Pero si a la escasa dotación intelectual se le añaden otros defectos o limitaciones, entonces, como decía Philip K. Dick con el imbécil al frente de un cargo dotado con poder de decisión, la amenaza se multiplica para el resto de los ciudadanos. Cuando el único objetivo es mantenerse en el poder, al coste que sea, se termina generando una factura impagable.
Cuando uno se abona al divide y vencerás, consigue que prácticamente todos pierdan. Cuando se suministra cainismo como droga para mejorar el rendimiento, se acaba por crear adictos.
Si se carece de un programa de acción; si se decide según criterios ajenos a la racionalidad; si la presidencia la ostentan la mentira y la demagogia; si se promueve el enardecimiento de los instintos más bajos y ominosos; si el director de orquesta parece haberse convertido en un quijote en su fase de mayor locura, desquiciamiento y alejamiento de la realidad, la consecuencia posible es únicamente el caos. Y esto es lo que está sucediendo con el Gobierno y con otras instituciones que asoman, desde una panorámica atalaya, como un toro descordado.
El que fue Fiscal Particular de Moncloa, no puede con el peso del lodo de aquel polvo de su inacción por la negociación con terroristas, y ha decidido reconvertirse en Fiscal General del Estado. Denuncia falta de colaboración de la Policía Nacional, cifrada en el no suministro de los informes que la Fiscalía del Supremo solicita. Pueden ser cuitas personales -siempre factibles con el omnipresente Garzón-, pero no exclusivamente. Dado que el Supremo es el competente para ilegalizar partidos, al ser la Policía dependiente jerárquicamente del Ministerio del Interior, podríamos estar ante una aparente persecución de los terroristas -con detenciones, desactivación de comandos, paralización de actividades-, con un fondo de dejarles hacer en política; ahí siguen ANV y PCTV en los ayuntamientos y ahora la vía parlamentaria europea que, según Conde-Pumpido, no se les está cerrando por falta de informes policiales.
Fernández Ordónez parece, asímismo, haber tenido una aparición o consultado el oráculo anunciándole su desprestigiado futuro. A la tercera va la vencida. Calló la crisis, calló la situación de las entidades financieras y no va a callar las incertidumbres que se ciernen sobre el porvenir de la Seguridad Social. Que carguen con ello en su conciencia Corbacho y los sindicatos, últimos reductos de apoyo al Gobierno. Uno, por ser parte del mismo; los otros, porque recién recibidos casi 30 millones de euros para formación (quiso Salgado salir con buen pie de la cartera que abandonaba, para entrar, con mejor paso, en la nueva), además del acumulado, no pueden sino permanecer vasallos. Cobardes estómagos -sin duda lo tienen- que ni siquiera se cuestionan lo que de razón tiene MAFO, en ello va el futuro de los trabajadores; pero, para entonces, ya no lo serán, serán pensionistas, y eso no es de su competencia.
Junto a estos dos reconvertidos decididos, por propia supervivencia, a prestar un servicio realmente público y no a un Presidente en clara decadencia, abandonado por la cordura, surgen los pescadores que buscan su ganancia. Montilla no reconoce como interlocutor válido a Chaves, que no tiene "la pela"; él se entiende con la administradora Salgado.
Los designados para encender fuegos desde el Ejecutivo no han tenido ni tiempo para ello.
El principal pirómano ya prendió la cerilla hace tiempo y, tras rociar con gasolina, no puede obtener sino un fuego incontrolable, alimentado por el viento que ha cambiado de dirección. Ahora, ciertos bomberos, otrora cómplices mas ahora conscientes del perjuicio, han cogido sus mangueras para defender los árboles que aún quedan y no morir en el incendio.
Y es que, cuando el éxito no acompaña, algunos recuperan la razón sometida antaño al interés y por ello perdida, y no están dispuestos a seguir al que permanece en la enajenación, constituido en amenaza para el resto de los ciudadanos.

Para éste sólo puede quedar el caos que se dedicó a generar.

natpastor@gmail.com