De Rijkaard a Rajoy

Ayer, mientras la lluvia caía mansa sobre el Bernabéu y el público gritaba enfervorizado "¡¡queremos una manita !!", me fije en la imagen de un hombre quieto y sólo en la banda, desguarnecido ante la intemperie, abandonado a su suerte; la imagen del perdedor.

- Mira a Rajoy- le dije a mi acompañante.
- Querrás decir Rijkaard- repuso ella.
- Es lo mismo.

Por que esa imagen de la derrota, de dos años en blanco (dos elecciones perdidas), de la soledad y el enrocamiento, de la busqueda de excusas cuando se acabaron los argumentos, es la imagen, la elegía del perdedor que diría Mario Benedetti .
Y es como reflejaba en su post Diez Negritos mi querido Julio Andradas, ante las crisis se amontonan los cadáveres, las cabezas que se entregan como ofrenda a la plebe o a los conspiradores y que ora es Ronaldinho o Henry, ora son Acebes y Zaplana, simples tributos, meras cuotas de sangre con las que redimir el fracaso.
Y es que ante el error, persiste la huida hacia adelante.
Y si en el Barça es una inmersión catalanista, una asunción política, casi mesánica del pancatalanismo de lo que sólo es un simple club de fútbol, en el PP es una transmutación del ideario en un prêt-à-porter que vaya bien con todas las ocasiones; lo mismo se trate de nazionalistas, que de liberales o de gallardonitas ambiciosos.
A fin de cuentas, como decía Joyce en su Ulysses, al perdedor le cuesta verse reflejado en el fracaso,y recurren al monólogo interior («conciencia interior») que consiste en expresar los pensamientos sin una secuencia lógica;lo mismo invita a Esperanza Aguirre a largarse del PP, que la besa como Judas en las conmemoraciones del 2 de Mayo.
Triste camino el de la derrota, y asumir como en El Sexto Sentido, que aunque aún no lo sepas, estas muerto.

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