
De norte a sur, de este a oeste, de una punta a otra del territorio nacional, no hay municipio, capital, provincia o comunidad autónoma que no esté salpicada, emponzoñada por el fango viscoso de la corrupción.
España está podrida hasta el tuétano.Gürtel, Palau, El Ejido, Costa del Sol, Mercasevilla, Ciempozuelos....un suma y sigue imparable que ayer llegó al oasis catalán- el reducto del 3% -, con nueve detenidos en Barcelona.
El alcalde de Santa Coloma de Gramenet, Bartomeu Muñoz (PSC), y dos ex altos cargos de Jordi Pujol, el ex consejero Macià Alavedra y el ex secretario general de Presidencia Lluís Prenafeta se han sumado a la lista de presuntos corruptos.Entre los ciudadanos existe
una profunda desconfianza hacia los políticos y los partidos, así como un descontento generalizado con el funcionamiento del sistema.
En el imaginario colectivo los políticos son una casta arrogante, deshonesta, poco capaz de hacer una buena gestión; aislados del pueblo.
El dominio de la partitocracia en un país fragmentado en diecisiete reinos de taifas es extraordinario.La partitocracia está podrida y no se podrá limpiar la corrupción en España si no se abre una causa general contra la clase política, como la que se inició en Italia con
Tangentópolis.Los políticos son una casta enquistada en el poder, con listas cerradas cuyos miembros no tienen que rendir cuentas más allá del propio partido o aun ante nadie, y que han sido tan desleales que han expropiado la empresa que les emplea (el Estado) a sus legítimos propietarios (los ciudadanos), a los que no sólo han robado sino que también esquilman.
Un español tiene una pensión máxima de
32.000 euros anuales, pero los políticos tienen derecho a pensiones vitalicias muy superiores.
74.000 euros en el caso de ministros, secretarios y subsecretarios.

Además estas pensiones no son incompatibles con otros sueldos de la Administración u otras actividades económicas. Un diputado o senador tiene que estar
sólo siete años en el cargo para optar a la pensión máxima (32.000 euros), mientras que un trabajador autónomo o por cuenta ajena necesita 35 años cotizados. La retención de las nóminas de diputados y senadores es sólo del
4,5% y de nuestros bolsillos pagamos incluso
las multas de tráfico que la DGT les impone.Sí, han leído bien. Hasta las multas.Zapatero es el único presidente de la UE que carga sus gastos vacacionales a los presupuestos estatales. Los diputados pueden utilizar a su antojo, con cargo a las arcas del Estado, aviones, trenes o barcos. Disponen de 5.000.000 de euros al año para viajes.
Bono, por ejemplo, entre sueldo y complementos, cobra 13.856 euros al mes: 3.126 como diputado, 3.605 como complemento, 3.915 para gastos de representación y 3.210 de libre disposición. Las dos últimas partidas suman más de 6.000 euros mensuales para comidas, regalos y actos de protocolo. Todo este dinero sin contar las indemnizaciones previstas por ley para sufragar «gastos que sean indispensables para el ejercicio de su función».

Mientras, 5.000.000 de españoles engrosan las listas del INEM,
750.000 personas comen diariamente en Cáritas, y los
robos de comida en supermercados han aumentado un 40% .
Si la sociedad civil, el ciudadano de a pie (o de
a rodillas) acepta o asume como normal y no se rebela ante este abuso, este saqueo, esta degeneración moral; si permanece pasivo ante el derrumbe de los principios que deberían conformar una auténtica democracia, los cimientos de este país se diluirán indefectible y finalmente, y acabaremos abocados a una lenta agonía de las instituciones, de los partidos y el sistema; una lenta agonía de nosotros mismos.
natpastor@gmail.com