Machistas

Un trabajador, a punto de ser despedido, recibe consejo de un amigo sobre cómo evitarlo: hacer un montaje acerca de su condición de homosexual a fin de crear el miedo en la empresa a ser acusada de homófoba, salvando así su puesto. Es el argumento de Salir del armario, con un mártir Depardieu.

Ponga una mujer en escena y evitará todo tipo de críticas, o, si se producen, tendrá la coartada perfecta para, además, atribuir al crítico una naturaleza machista. Incluso si proceden de una mujer.
Así funciona el Gobierno de Zapatero. Plagado de tiranía feminista. Plagado de insulto a la fémina. La utilización sistemática de la mujer, denigrante, bajo el subterfugio falaz de su protección y defensa. Machismo subyacente bajo un ultrafeminismo enfermo.
Trinidad Jiménez ha sido la última en poner en práctica esta acción-reacción pauloviana, ya conocida en este Ejecutivo y en el Psoe. Cada vez que una dama comete un error, la crítica se debe al machismo; sin embargo, cuando se trata de un varón, jamás responde al feminismo. Curiosa forma de entender la igualdad.



Chacón ha obtenido el logro de recibir justificadas bofetadas de toda la comunidad internacional, tanto institucional como mediática. Todo un récord. Pero ella, no las merece. Simplemente, hay una conducta desviada, "un machismo interplanetario" -que diría Carmen Calvo-.
Trinidad miente como miente el resto del Gobierno. Otra vez. Y se equivoca al evaluar la situación. No es sólo una cuestión de forma, pues, en esta ocasión, forma y fondo se subsumen en una sola causa. Y es que el feminazismo anula el entendimiento.
Zapatero vuelve, en su cobardía, a parapetarse tras el escudo mujeril para preservar su imagen. Él es el máximo responsable del daño infligido a la credibilidad y fiabilidad de España, de los españoles, del Ejército. El perjuicio ocasionado a nuestra reputación, la irreparable humillación sufrida, se deben, una vez más, a d. José Luis. Y, para hacer la pirueta completa, ofende a la mujer instrumentándola para dar su golpe de efecto, para desviar la atención; ofende a quien que osa criticar, sembrando el pánico a ser tachado de repudiable machista. Y la Chacón, se presta a ello.
No tiene suficiente con haber aniquilado nuestra economía y prosperidad; con tratar de desconfigurar la Nación; con desacreditar a España en los foros internacionales; con erradicar la ilusión. Su incapacidad para solventar nuestros problemas, su apocamiento para tomar las medidas necesarias (mide el coste en popularidad, no la perentoriedad de su adopción y las nocivas consecuencias de no hacerlo), la imperiosidad de tapar las denuncias foráneas a su gestión, le llevan a utilizar un recurso conocido: mover el foco de lugar.
Retirada de tropas y andanada feminista. A costa del prestigio de España, a costa de Chacón; lo que sea para mantenerse incólume, los daños colaterales son inevitables.
Zapatero y su doble estrategia: orientar las miradas, cual ducho mago, hacia otro punto; y desvirtuar el asunto, reconduciéndolo en una dirección interesada y falsa, demagogia de saldo.
Ni la crisis económica deja de hundirnos, sin solución siquiera parcial del Gobierno. Ni la cuestión Chacón es una cuestión de machismo.
Ya está bien... ¿y el irregular voto de De la Vega, también es machismo?.

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