viernes, mayo 30, 2008
Tortilla de patatas y deconstrucción nacional
El cocinero Santi Santamaría, galardonado con seis estrellas Michelín, ha abierto la caja de los truenos al atacar la nueva cocina que encabezan los Adriá, Arzak y resto de la cuadrilla, tildándolos de cocineros "pretenciosos", que "dan de comer a sus clientes platos que ni ellos mismos comerían" y denunciando el fraude de una cocina de "supuesta" calidad, donde además de pagar facturas desorbitadas, los productos químicos y la producción industrial sustituyen a los alimentos naturales y el oficio artesanal.
Lo que es cierto, es que existe un paralelismo entre esta cocina para snobs y esta moda de la deconstrucción que abarca desde la tortilla de patatas a la que Ferrán Adriá quiere mutilar en experimentos estrambóticos, con la deconstrucción de la nación española que se trae entre manos Zapatero.
En el fondo, es todo un invento falso basado en premisas igual de fraudulentas.
El uso de los biocombustibles y la metilcelulosa, un producto cuyo uso está restringido por el Ministerio de Sanidad y que, según denuncia, se emplean sin control por personal no cualificado en algunos restaurantes, es tan falso y tramposo, como el concepto de "nación" en el Estatuto catalán o el de "realidad nacional" en el andalúz.
Son puras quimeras, adulteraciones de lo auténtico y de lo verdadero, puro humo como el que emplea Sergio Arola en un plato de vieiras con foie, para transcender que nadie vislumbre donde están las vieiras y el foie, y persiga con cara de lelo y la American Express visible, el humo que escuece los ojos.
Y claro, como era de esperar,los espadachines de la modernidad, los que se están haciendo de oro con el truco del almendruco, a 350 euros por cabeza el menú degustación, tachan a Santamaria y a los que defienden la cocina tradicional, los sabores de toda la vida, de "talibanes intransigentes" y de "arcaicos cavernarios".
¿Les suena haber oido esto alguna vez?.
sempietnos@hotmail.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
26 comentarios:
Una verdad como un templo;
te meten cada clavada por un menú degustación, que sales con más hambre de la que tienes que cuando entraste.
Donde este el puchero de toda la vida....y la cocina de la abuela...
Tengo un libro de Arzak (un regalo) absolutamente inservible en mi cocina, y una de sus recetas es "Chipirón liofilizado".... no puedo hacerla poque no se como coño se liofiliza un chipirón.
Yo sólo se que cuando voy a comer, voy a comer, no a darmelas de pija.
Esto es como el cuento El Traje del Emperador.
Esos cocineros que ahora llaman alquimistas de la nueva cocinan de diseño supermegachupiguay, con sus tortillas de patatas deconstruidas y sus guisantes de espumadealgamarina y helado en nitrógeno líquido de higo pulverizado y teletransportado, lo que hacen es engañar a neopijosnobs aburridos (los cuales a su vez desean ser engañados), sobrados de pasta y con ganas de contar sus experiencias pseudoreligiosogastronómicas a otros neopijosnobs, pensando que "el pueblo llano e ignorante" no tiene acceso a ese "exclusivo" mundo.
El resto del pueblo seguiremos con nuestros huevos con patatas, cocido, tortilla, filetes empanados con pimientos, estofado de patatas con carne, etc, etc, aunque sean platos ordinarios para paletos, te quitan el hambre y no te vacían la cartera.
La cocina moderna es un timo grandisimo. Se desnaturalizan los alimentos por lo que su valor nutririvo es menor, se utilizan toxicos como si fuese un manjar y hay que hacer verdaderos malabarespara combinar sabores que de la manera tradicional serian incompatibles y todo ello de forma artificial. En resumen, no se la recomiendo a nadie.
Me gusta saber lo que como, ver la comida en mi plato bien presentada, claro, no un cachito de algo irreconocible adornado por una lámina de alguna cosa igualmente irreconocible y con unos churretes de un líquido también irreconocible. A mí me gusta que los guisantes sepan a guisantes, las patatas, a patatas y el jamón, a jamón.
Adriá es como una buena parte de los que ahora se llaman artistas que pintan unos cuadros que jamás colgaría en su salón ningún ser humano con dos gramos de sentido común, aunque los "entendidos" le llamen a eso arte y en las galerías o en las subastas se paguen sumas astronómicas por ellos. Yo pagaría por algo que me haga sentir bien al mirarlo, no que me ponga los pelos como escarpias.
Pienso que no hay nada como la cocina tradicional, la de toda la vida, la que practicaban nuestras madres y nuestras abuelas, bien hechas, con los ingredientes de toda la vida, de los que tenemos siempre en nuestra cocina. Porque, qué duda cabe, nadie hará un plato en el que se incluyan ingredientes que no hay dónde comprarlos, o en todo caso lo hará una vez y listo, nunca más.
La última pijada en restaurantes es la cocina con comida hecha a base de oro, no tiene mas misterio que elaborar un plato y dejar posar encima una lamina de oro por encima, que se funde al calor del plato elaborado.
No me gusta comerme un plato y que éste consista en unas bolas liofilizadas químicamente con temperatura controlada de no-sé-qué y luego reconcentradas y espumificadas (cosa que además no es tan nueva, los niños de toda la vida han comido gominolas). El sabor será innovador pero la sensación es la de estar consumiendo pastillas de astronauta.
Yo amo los macarrones con tomate, las patatas a lo pobre, el huevo frito con morcilla y la ensalada de siempre, con su lechuga, cebolla y pimiento. Necesitamos una vuelta a lo sencillo, lo natural, lo que gusta al paladar y al bolsillo.
A mi toda esta cocina tan estravagante me suena a musica celestial (o infernal)
Para mi, donde se ponga un par de huevos fritos de gallina de corral, con unas patatitas fritas y una buena chistorra tambien frita, que se quite todo el resto. Ni "rico, rico" ni gaitas, màs que rico, "macanudos"
... Y luego dicen que fumar es malo... Madre del amor hermoso.
Lo que me gustaría saber también qué es lo que lleva la comida china: algún día le echo valor y voy a entrar en la despesa de un restaurante chino, lo mismo me encuentro a gatos en jaulas.
Saludos
Pues yo estoy con Santamaría, aunque también ha puesto de esas tonterías que pone Adriá en algún plato.
Un saludo
Una de las experiencias más desagradables de mi vida fue la comida en China. Y no me refiero a la cocina imperial que ponen a los turistas. No, me refiero a la cocina tradicional de la China que no visita nunca ningún turista.
Jamás supe qué gaitas comía. A veces, si estaba cerca de algún río, suponía que pescado; otras, pensaba que era carne y me encontraba con alguna espina. Las babosas no solían gustarme demasiado; y jamás supe si comí un grillo porque mi guía de habla inglesa bromeaba con ello y nunca me lo dijo.
Con ésto quiero decir que puedo trasladar lo desagradable de aquélla experiencia a la situación actual en que me tengo que tragar los sapos y culebras que preparan para mí aquéllos en que deposité mi confianza en las urnas.
Porque, que lo haga Zapatero, al fin y al cabo, es lo que cabía esperar y no me sorprende: sigue con su proceso de "deconstrucción" de España; pero que lo vean con "simpatía" aquéllos en los que deposité mi confianza en forma de voto; es lo que realmente me decepciona y me hace sentir traicionada.
La cocina es arte, y como arte la polémica entre clásicos y modernos está servida. Otra cosa es que estemos hablando de inquinas personales, cosa en la que no me meto...jejeje
Jamie Oliver, joven cocinero inglés al que admiro, les da "sopas con ondas" a todos esos. Mantiene que la cocina de pobres española o italiana es la mejor de Europa. A ver si nos vamos enterando... Salu2.
Tiene toda la razón del mundo. Harto ya de la mierda de emulsiones con sabor a humo aromatizado al eneldo de los cojones.
Tres florecitas, una hojita y una mancha de algo en un plato con un nombre rimbombante y se creen algo. La comida de diseño es un asco.
Ahora es casi imposible encontrar un sitio donde se coma bien, como en casa, como cocinaba la abuela o mamá.
No hay nada como las patatas fritas con huevo y un tomate picado con aceite y sal.
El asunto es que si llamas a la tortilla, "tortilla" no puedes pedir más de unos pocos euros. Ahora, si la llamas "soufflé con yemas de granja ecológica y claras con onions y pimientitos de la huerta de la tia Aurora, con balsámico de Módena" ya puedes pedir 100 euros. Si encima le pone una cucharada de mayonesa de toda la vida y la llamas "mousse", son cuarenta euros más. Pero, ¿y lo fino que te queda?.
Estoy con lo que dice JAM;aquí en Italia esa cocina ha sido un fracaso, y Adriá y su troupe no se comen un rosco.
En un sitio de esos come todos los días Jose Luis, el de ERC, y le cuesta 400 euros al contribuyente.
No es la primera vez que leo ese paralelismo entre la tortilla de patatas deconstruída y la deconstrucción nacional.
Y respecto al tema de la cocina, siempre he sostenido que si los huevos fueran caros, los huevos fritos de toda la vida se servirían en restaurantes de lujo con la misma unción con que nos sirven ese foie o ese caviar. Así que yo los huevos fritos o las sardinas saladas fileteadas sobre pan con aceite y ajo, con una buena cerveza, con la misma unción con que los pijos se comen un ravioli (uno) que no saben ni con qué está relleno.
Veo que soy afortunado. Nunca se me ha ocurrido comer en esos sitios. La tortilla la hago yo cada sábado que mi mujer trabaja, con pimientos fritos es un manjar que ya disfrutan mis hijos.
El domingo, espeto de sardinas. La caña.
Pues me gusta como as enfocado este tema del que tenía pensado haber escrito un post, lo cierto es que en ambos casos se juega con engaño y se sabe de una respuesta favorable a los mismos mediante la estupidez y el snobismo.
Tenéis un premio muy especial en mi blog, no es de esos que recaen a diestro y siniestro.
Saludos
Estoy de acuerdo con vosotros, como la comida tradicional y con buena materia prima no hay nada.
Pero Adrià y compañía han creado una industria, y han hecho una mega campaña de marketing a la gastronomía española, eso hay que tenerlo en cuenta, los italianos se han basado en marketing y materia prima de mala calidad, por ejemplo el jamón de Parma es infumable y todavía tiene prestigio en muchos países del mundo.
Si la gastronomía española ha adquirido un prestigio y un nombre de la mano de Adrià no podemos defenestrarlo, aunque yo detesto su restaurante snob y su estilo de cocinar, es más, me da asco ese tipo de comida, en serio.
Si usa productos ilegales, todo el peso de la ley sobre él y sobe todos los que lo hagan. Esto es un escándalo ya imparable.
Espero que sea para bien y que no hunda uno de nuestros sectores económicos importantes.
Vaya por delante que mi comida preferida es el jamón serrano y el pollo frito, macerado el día anterior en vino echo.
Ahora viene mi opinión: Creo injusto los comentarios.
La deconstrucción, el nitrógeno liquido, lo desfolizado, etc.. son meras herramientas de marketing (es como en la alta costura cuando aparece una modelo con una cuerda liada a la cabeza) para vender mas.
He tenido la suerte de comer en Arzak, El Bulli, Benazuza, etc.. y tras los aperitivos "de marketing", los plantos principales de cuchara, carne o pescado, son una maravilla.
Si Santi Santamaria no hubiese sacado este libro ahora, no habría polémicas.
Publicar un comentario