¿Quién ganó el debate Solbes vs. Pizarro?. Es la pregunta formulada por la mayoría; resulta la vía más fácil, pero es demasiado simplista. Primero porque no hubo debate, discusión alguna, sino un traslado de posiciones e ideas en exceso aséptica y anegada por una riada de datos. Segundo porque, ¿quién ganó en qué?; ¿en capacidad de convicción?, ¿en empatía?, ¿en agresividad?, ¿en poder de convicción?, ¿en claridad explicativa?, ¿en cantidad de argumentos?, ¿en número de argumentos rebatidos?. Demasiadas variables, tediosa pormenorización que muchos efectúan globalmente partiendo de un punto nada neutro: el partido al que piensan votar o que desean gane las elecciones, quedando así la valoración adulterada.
Lo que encontré fue un ministro que no salió del despacho ministerial, cargado de documentos y conceptos técnicos que se escapan del entendimiento, alcance y comprensión del común de los ciudadanos. Un político comportándose como tal, dirigiéndose a políticos y en el apartado y distante mundo político, hasta el punto de afirmar que la Seguridad Social no interesaba a la gente.
Enfrente, alguien que conoce las tribulaciones de la gente del otro mundo, el de la calle, dispuesto a defender sus intereses (como hizo con el de los accionistas de Endesa) y mejorar su estatus económico, logrando en consecuencia el crecimiento de la economía global nacional. Claro, didáctico, sintético, concreto, comprensible y en la piel del ciudadano ("dígale lo bien que va la economía a los más de doscientos mil nuevos parados").
Interesaba que la población no adquiriera conciencia de la realidad. Solbes no describió la verdadera situación económica, disfrazando las dificultades existentes y las venideras con cifras cuya lectura es siempre múltiple y posibilita una demagógica e interesada manipulación. Pudo Pizarro ser más incisivo, declarando la mendacidad de lo que el ministro exponía, si bien rebatió contundentemente, no entrando en pelear esos datos sino alegando la incontestable valoración objetiva desde instancias objetivas, externas, exteriores. También le faltó garra e insistencia en desmontar la falacia de las cifras de paro y nuevos puestos de trabajo, sólo citó una vez el número de afiliados a la Seguridad Social, que es el número de referencia.
Permitió que d. Pedro alegara la coartada internacional y la comparativa con una UE integrada por más y nuevos países pecuniariamente más desfavorecidos que bajan la media. Sí anuló el intento de Solbes de mostrarlo como monstruo de la privatización -ese remedo de Guerra de que la derechona llegaría y quitaría las pensiones quedó en evidencia-, a la vez que demostró empíricamente que es posible su modelo de bajar impuestos sin eliminar prestaciones sociales. En definitiva cada uno exponía su argumentario pero no contestaba al contrincante.
El único que habló de libertad, basada en la legalidad (por propia experiencia), de reducción de gastos superfluos, de justicia -judicial y social-, de creación de empleo y bienestar, fue Pizarro. Solbes defendió bien y airosamente la inactividad en que ha permanecido cuatro años -es experimentado- porque el candidato popular se lo permitió; era la primera vez y le faltó el espíritu y hacer típicamente político, confundiendo dureza y ofensiva (de las que no estuvo ayuno el ministro) con corrección y respeto: lo cortés no quita lo valiente. Reconoció lo poco bueno del rival y con su actitud desarboló a los socialistas, que basan su campaña en crear una inexistente derecha radical y catastrofista y en todo ese interminable y falso etc. que nos sabemos tan bien y del que estamos hastiados.
Las conclusiones fueron definitorias. Pizarro dedicó una escueta frase a los socialistas e invirtió los segundos en hacer sus propuestas concretas, en definir y detallar los principios, objetivos y medios de sus planes no sólo económicos: la Economía se integra en un todo. Hay un problema y les muestro el camino para solventarlo. Solbes, por el contrario, pidió el acto de fe ("motivos para creer") de la campaña de Zapatero, sin ofrecer ningún pilar, base o fundamento que lo justifique por tanto y se centró en citar dos o tres abstracciones y en cargar contra la oferta popular. No sucede nada, no hay que preocuparse, en consecuencia, no es preciso el ofrecimiento de ningún plan, salvo seguir haciendo lo que hasta ahora: prácticamente nada, pero siempre a la ofensiva.
natpastor@gmail.com
Lo que encontré fue un ministro que no salió del despacho ministerial, cargado de documentos y conceptos técnicos que se escapan del entendimiento, alcance y comprensión del común de los ciudadanos. Un político comportándose como tal, dirigiéndose a políticos y en el apartado y distante mundo político, hasta el punto de afirmar que la Seguridad Social no interesaba a la gente.
Enfrente, alguien que conoce las tribulaciones de la gente del otro mundo, el de la calle, dispuesto a defender sus intereses (como hizo con el de los accionistas de Endesa) y mejorar su estatus económico, logrando en consecuencia el crecimiento de la economía global nacional. Claro, didáctico, sintético, concreto, comprensible y en la piel del ciudadano ("dígale lo bien que va la economía a los más de doscientos mil nuevos parados").
Interesaba que la población no adquiriera conciencia de la realidad. Solbes no describió la verdadera situación económica, disfrazando las dificultades existentes y las venideras con cifras cuya lectura es siempre múltiple y posibilita una demagógica e interesada manipulación. Pudo Pizarro ser más incisivo, declarando la mendacidad de lo que el ministro exponía, si bien rebatió contundentemente, no entrando en pelear esos datos sino alegando la incontestable valoración objetiva desde instancias objetivas, externas, exteriores. También le faltó garra e insistencia en desmontar la falacia de las cifras de paro y nuevos puestos de trabajo, sólo citó una vez el número de afiliados a la Seguridad Social, que es el número de referencia.
Permitió que d. Pedro alegara la coartada internacional y la comparativa con una UE integrada por más y nuevos países pecuniariamente más desfavorecidos que bajan la media. Sí anuló el intento de Solbes de mostrarlo como monstruo de la privatización -ese remedo de Guerra de que la derechona llegaría y quitaría las pensiones quedó en evidencia-, a la vez que demostró empíricamente que es posible su modelo de bajar impuestos sin eliminar prestaciones sociales. En definitiva cada uno exponía su argumentario pero no contestaba al contrincante.
El único que habló de libertad, basada en la legalidad (por propia experiencia), de reducción de gastos superfluos, de justicia -judicial y social-, de creación de empleo y bienestar, fue Pizarro. Solbes defendió bien y airosamente la inactividad en que ha permanecido cuatro años -es experimentado- porque el candidato popular se lo permitió; era la primera vez y le faltó el espíritu y hacer típicamente político, confundiendo dureza y ofensiva (de las que no estuvo ayuno el ministro) con corrección y respeto: lo cortés no quita lo valiente. Reconoció lo poco bueno del rival y con su actitud desarboló a los socialistas, que basan su campaña en crear una inexistente derecha radical y catastrofista y en todo ese interminable y falso etc. que nos sabemos tan bien y del que estamos hastiados.
Las conclusiones fueron definitorias. Pizarro dedicó una escueta frase a los socialistas e invirtió los segundos en hacer sus propuestas concretas, en definir y detallar los principios, objetivos y medios de sus planes no sólo económicos: la Economía se integra en un todo. Hay un problema y les muestro el camino para solventarlo. Solbes, por el contrario, pidió el acto de fe ("motivos para creer") de la campaña de Zapatero, sin ofrecer ningún pilar, base o fundamento que lo justifique por tanto y se centró en citar dos o tres abstracciones y en cargar contra la oferta popular. No sucede nada, no hay que preocuparse, en consecuencia, no es preciso el ofrecimiento de ningún plan, salvo seguir haciendo lo que hasta ahora: prácticamente nada, pero siempre a la ofensiva.
natpastor@gmail.com
17 comentarios:
Sinceramente, no me enteré de nada de lo que dijo Solbes. Y entendí la mitad de lo que dijo Pizarro. Debería contratar a Sevilla para que me enseñe economía en dos tardes...
Para mi Solbes estuvo mucho mejor en el debate. Pizarro unicamente se escudó detras de los argumentos generalistas y conste que según mi opinión ha podido trinchar a Solbes, que por cierto se salió muy bien del tema de las energías, diciendo que contestaba mas tarde (aún estoy esperando que conteste).
Para mí el debate no lo ganó nadie, la verdad. Pizarro sacó a la palestra las vergüenzas de la peor gestión económica que hemos tenido de un gobierno en 20 años. Y Solbes demostró más temple y veteranía en estas lides, defendiéndose más o menos bien, pero incapaz de justificar lo injustificable
La gente sabe lo que le está pasando cada día con su cesta de la compra (leche, pan, fruta, carne,....), sus problemas para poder pagar la hipoteca, la cantidad de negocios que están cerrando, y sin embargo cree a Solbes que se dedicó a decir que no pasa nada, que estamos mejor que nunca, que lo que opinan todos los organismos internacionales con respecto al crecimiento de España no tiene importancia.
Pizarro vale para mucho mas que Solbes para un consejo de ministros pero no para la televisión.
En mi opinión solo tuvo un fallo de contenido que fue enfrascarse en chorradas como lo del piso del ministro.
Respecto a I+D+I la diferencia es demoledora.
Pizarro entró al debate como el fichaje estrella del PP y salió como el fichaje estrellado.
La experiencia es un grado, y en esto Pizarro es un mero aprendiz.
En más de una ocasión le oí decir, "no lo se, yo no estaba ahí".
A sufrir,"peperos".
Lo que se ve es cuando vas a la compra y tienes que pagar las facturas.
Esto no quita que Pizarro me decepcionara;estuvo flojito.
Ganó Solbes pero no por méritos propios sino por desmérito del contrincante.
Pizarro estuvo flojo, y no supo darse cuenta de que estaba en un debate;sobraban florituras y tanta elegancia.
Siento discrepar de ti,Natalia, pero el debate lo ganó Solbes, y como dice Sempietnos,no por méritos propios sino por desmérito del contrincante.
No se puede ir a un cara a cara político, como se va a una Junta de Accionistas o a un Consejo de Administración;faltó agresividad,contundencia,mala leche.
Solbes manejó el debate con gráficos y estadísticas,que como los que nos dedicamos a esto sabemos,no significan en si mismas nada,salvo el uso y la interpretación que se den.
Solbes tenía todas las de perder con un panorama tan nefasto como el que se presenta, y Pizarro lo dejó que se escapara vivo;si creciendo al 3% perdemos empleo,¿que ocurrirá cuando estemos al 2´4%?,¿por qué no le atacó con los datos de la construcción que va a dejar en los próximos meses a más de 500.000 individuos en el paro?:¿por qué no le habló del cierre de empresas en este trimestre,más de 25.000,dato jamás visto en los último veinticinco años?¿por qué no le machacó con la perdida del consumo,con la disminución del porcentaje de ventas en periodos consumistas como Navidades y rebajas?.
Un profesor mio de Deusto,en el ICADE,decía que "los que saben realmente de economía,caben en un microbús.El resto toca de oidas".
Espero que en el PP hayan tomado nota,y Rajoy salga contra Zapatero con el cuchillo entre los dientes;comovaya con su soflamahabitual y su tono de ursulina modosa,lo van a dejar en cueros.
Totalmente de acuerdo con tu análisis,Guti.
Lo que si es cierto,es lo que dice Natalia;Solbes presenta su propio historial: subida masiva de impuestos (es un recaudador nato) que ha provocado empobrecimiento a la mayoría de las familias (con la consiguiente reducción del consumo y del ahorro) que conduce al empobrecimiento general de la nación. Ya arruinó España en los noventa y ahora sólo presenta un bagaje escaso debido al aumento de los impuestos (génesis del superávit) a pesar del despilfarro de las administraciones públicas, y debido a la modificación de los criterios para realizar las estadísticas. Pero lo cierto es que la situación presenta más españoles parados y que no entran en las estadísticas, que la actuación de los diferentes gobiernos del Estado está dirigida abiertamente a obtener estómagos agradecidos y el voto cautivo.
Será todo lo buen directivo que querais, pero en política es un recién llegado. Solbes lleva la tira de años en diferentes cargos y está acostumbrado a al círco de la política, y de la televisión. Sabe manejarse mejor en estas lides.
Y lo que dices,Guti,es cierto;o aprenden la lección,y sacn la agresividad,o Rajoy se queda en paños menores.
Es que la economía ha empezado a dar señales de alarma hace cinco meses. El diagnóstico aún no es claro y las consecuencias de la enfermedad aún por definir. Por eso Solbes pudo salir bien parado haciendo balances de años atrás, no demasiado atrás, claro, no vayamos a recordarle su anterior paso por el ministerio. El problema se verá con claridad cuando las elecciones hayan pasado. Pizarro es un legionario, no un teórico de la economía, y además está recién llegado. Perdió a pesar de decir la verdad porque no la contó bien. Y Solbes ganó a pesar de mentir, porque mintió bien. Ya sé que suena cínico, pero así es este país.
Yo también hablo de esto en mi entrada de hoy y, aunque en líneas generales no opino muy diferente de lo que aquí comentas, no vi a Pizarro tan convincente como tú. Me parece que el “popular” fue en trayectoria ascendente llegando al final a superar por momentos al socialista, pero empezó tan suavecito, tan light, tan blandito, que en términos generales Solbes consiguió dar una mejor imagen.
Pero la batalla fue sólo de imagen, porque en contenidos les considero empatados. No porque los datos aportados y explicados por ambos estuviesen a la misma altura, sino porque Pizarro se dejó en el tintero cifras muy importantes y no desmontó las falacias de Solbes. Por el contrario, el ministro supo zafarse de la presión del número 2 del PP utilizando un lenguaje técnico y farragoso que dejó fuera de juego a la mayoría de los espectadores y que daba una falsa sensación de conocimiento y control.
Creo que Solbes fue muy hábil y que Pizarro erró en la estrategia, estrategia que me imagino que le vendría impuesta desde Génova para “no crispar”. Se perdió una magnífica oportunidad para allanar el terreno a Rajoy de cara al próximo debate con Zeta.
Creo que aunque fue un formato bien soso, Pizarro demostró que sabe lo que nos importa a los ciudadanos y empleo un discurso entendible por la mayoría.
Solbes sin argumentos recurrió a los gráficos, como si eso probase algo. Por supuesto gano Pizarro.
Saludos
Yo sigo pensando que hablar de debate es de una generosidad excesiva. Fue una sucesión de monólogos que aburrió hasta al más friqui de los economistas. Y eso que a mi me gusta la economía...
No entro porque es obvio en decir que Pizarro presentó propuestas de futuro, y formas de llevarlos a cabo; mientras que Solbes nos prometió más de lo que ya sabemos. Para mí hubo un clarísimo ganador, Pizarro; pero que no supo escenificar bien su victoria.
Aunque sea repetir lo que digo en Pizarro, habla bajito que Solbes está durmiendo, Solbes llegó con un ojo chungo y se marchó para su casa con los tres ojos chungos xD
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