lunes, septiembre 17, 2007

Un mandoble


Reconozco que me atrae más el personaje que el escritor.
Sobre todo,aunque reconociendo sus méritos de acercar y en muchos casos descubrir al gran público,nuestro glorioso Siglo de Oro,por ser un tipo politicamente incorrecto,y un azote de tanto impresentable y vividor como pulula por nuestro país.
El último mandoble se lo receta al hispanista e historiador progre Henry Kamen,al que deja hecho unos zorros,mostrando su desvergüenza y adicción al pesebre de las instituciones nazionalistas,que le cuidan el estómago y los jugos gástricos.

El hispanista de la No Hispania

ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 16 de septiembre de 2007

Henry Kamen regresa al ruedo ibérico. Y, como cada vez que saca algo del horno, el historiador inglés afincado en Cataluña, donde algunos le aplauden y ríen mucho los chistes, aplica bálsamo Bebé al culito del nacionalismo paleto que tanto lo estima. En el último libro, Kamen detalla sus últimos descubrimientos sobre la inexistente realidad nacional de España; que, como todo el mundo sabe, fue inventada a medias por Felipe V y el general Franco. Esta vez, don Henry sostiene que hasta el siglo XX no hubo cultura nacional española, que ésta floreció en los exilios, fue tardía y cutre, y que lo que hubo desde Séneca, Quintiliano, Pomponio Mela o Marco Valerio Marcial hasta hoy, incluidos Isidoro de Sevilla, Berceo, Cervantes, Gracián, Velázquez, Quevedo, Goya, Moratín, Galdós o Machado, ni fue nacional, ni fue cultura, ni fue nada. Sólo verduras de las eras.

Se preguntarán ustedes por qué no le tira un viaje a Henry Kamen algún historiador profesional, en lugar de un simple novelista aficionado a leer libros. También me lo pregunto yo. Sorprende el silencio de los corderos, en esta España Que Nunca Existió donde, sin embargo, abundan quienes le pondrían a Kamen los pavos a la sombra. Pero allá cada cual. Yo me bato por motivos personales: de vez en cuando, en entrevistas y artículos, Kamen menciona mi nombre. Me halaga, pero tengo una reputación que mantener. Empiezas dejando que un inglés te toque los huevos, y nunca se sabe. Y más tratándose de mi compadre Diego Alatriste, a quien alude don Henry cuando afirma: «Tengo una singular batalla con Pérez-Reverte, que obedece a que él escribe en torno a la glorificación legendaria de una España que nunca existió».

Pero Kamen patina. No se trata de gloria, sino de épica: materia no exclusiva de la delgada línea roja, fusileros irlandeses, mercenarios gurjas, lanceros bengalíes o la madre que los parió, cuyo patriotismo o carácter nacional nunca cuestiona Kamen, tan aficionado a desmontar los de otras naciones. Como historiador, don Henry conoce nombres y fechas: 1492, Las Navas de Tolosa, Pavía, Otumba, Trafalgar, Bailén o Cavite; incluidos Tolón, Tenerife, Cartagena de Indias, Buenos Aires y otros lugares donde los ingleses, pese a su motivación patriótica indiscutible y a su brillante cultura nacional anterior al siglo XX, se llevaron una enorme mano de hostias. Y en lo que a glorificación se refiere, precisemos que en las historias de Alatriste no se trata de eso, sino de todo lo contrario. A lo mejor es que el artista habla de oídas, pues lo desafío a demostrar que su España es más sórdida o descarnada que la que ven los ojos de Diego Alatriste. La palabra gloria no cuadra a esta nación, no por antigua menos infeliz, ingrata y miserable, ni a tanta bandera manipulada por tenderos sin escrúpulos e historiadores a sueldo. Sólo un imbécil puede confundir glorificación pomposa o patriotería barata con el acto de narrar desde la Historia y la memoria, como si en las bibliotecas españolas sólo figurase la colección del Guerrero del Antifaz. Henry Kamen no es un imbécil, pero vive en España –él diría en Cataluña– de dar coba a los que sí lo son. Por eso no huele a honrado el pan que come. Decir que España no existe como nación secular ni como cultura nacional es imitar a Jacques de Thou, quien el mismo año en que se publicaba la segunda parte del Quijote, negaba que en España hubiese cultura, fuera de Nebrija y el Pinciano. Así, negar lo innegable es ignorar, por la cara, la Ispania de Estrabón, la Spania de Artemidoro y la Hispania de Tito Livio; y más allá del simple –o no tanto– concepto geográfico, también es negar la monarquía hispano-visigoda, el concilio de Toledo, el «Yo són I chomte d’Espanya que apela hom lo chomte de Barcelona» de la Crónica de Bernat Desclot, los «Quatre reis que ell nomená d’Espanya, qui son una carn e una sang» de Ramón Muntaner, los privilegios otorgados a «la nación española» en Brujas, la Pragmática de Guadalupe, las referencias a España en los textos hostiles de Guicciardini y Maquiavelo, el Salón de Reinos del Buen Retiro de Madrid, la pugna del tomismo con el luteranismo, el padre Mariana, la Pepa del año 12, los cuernos del toro de Osborne y cuanto colguemos en ellos por delante y por detrás.

Otra cosa es que España sea un putiferio lleno de envidia, incompetencia y mala fe, donde en vez de Estado –ahí tiene razón don Henry– tenemos un infame bebedero de patos. Pero eso lo sabemos de sobra. No hace falta que nos lo diga un hispanista inglés, instalado bajo ubérrima sombra mientras sus agradecidos patrocinadores le trastean con entusiasmo la entrepierna. Y viceversa.

13 comentarios:

Julio Andradas dijo...

Personalmente, a mí la actitud de Arturo Pérez-Reverte, tanto en lo personal como en su faceta de novelista, me parece impecable.

Los seis libros de la saga Alatriste no sólo son de lectura amena y entretenida (, sino que además están perfectamente documentados tanto gramatical como históricamente, algo que no abunda demasiado por estos pagos (léase novelistas, actores, directores,... de los del "P.E.R. cultural").
Pueden gustar tanto a jóvenes como a adultos. Para los primeros es una manera de acercarse, al mejor estilo Dumas, a la Historia de España y (por qué no decirlo) a la literatura del Siglo de Oro, que en estos niveles paupérrimos de E.S.O. ya es todo un lujo. A los mayores nos hace revivir sentimientos, emociones y modos que por ser atávicos a esto que se sigue llamando (aún) España no hemos ni mucho menos olvidado, al llevarlos fuertemente anclados en el subconsciente. El poder, el éxito, el amor, la venganza y el odio son siempre los mismos, con distintos personajes y oropeles. Lo de dentro no cambia.

aaaaaaaaaaaaaaa dijo...

Siempre quedarán escritores de los de gacetilla y salario político que quieran ver la Historia con los anteojos (anteojeras, más bien) que la época, la conveniencia, la modernez mal entendida o el buen gusto de la avena de pesebre les recomienden, y gente que se conforme con leer el siguiente peldaño del Marca o Diez Minutos. Sea. Para gustos colores, dicen. Pero a los que no nos conformamos con esos opios autores como Pérez Reverte se nos hacen sencillamente imprescindibles. Con diez como ellos, puede que nuestra cultura dejase de ser padecida y comenzase a ser disfrutada.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Reverte.
Igual que cuando arremete contra las imposiciones nazionalistas con el lenguaje.
A mi me importa un rábano el idioma que quieran hablar entre los catalanes, vascos y gallegos, pero cuando estoy y viajo por España, me molesta que pretendan que hable, lea y escriba en otro idioma para poder defenderme. Y no me vengan con la historia de que salgo de España, porque si lo que pretender es una independencia a medias por hay no trago. O independencia total (y que cada perro se lama su pijo) o todos en uno, pero sin mariconadas.

Anónimo dijo...

Lo que no encajan los escolásticos umbraleros es otra cosa: que esa millonada de gente afloje pasta gansa por la obra o incluso por el personaje. Reverte vende y encima dice lo que piensa.

El Cerrajero dijo...

Pérez-Reverte lo dice bien claro: nunca faltan voluntarios apesebrados para venir a tocarnos las pelotings a los españoles.

Lopera in the nest dijo...

A mi me gustaría recuperar a la "otra España", la que se exilió en la Universidad de Paris durante la Guerra Civil. Alli estaban huyendo de la barbarie Xavier Zubiri, Severo Ochoa, Pio Baroja, García Morente, etc. Todos esos que empezabamos a "recuperar" en la sociedad española, a los que ya nos estabamos acostumbrando.
A mi me gustaría creer que la libertad está por encima de la revolución, sea la que sea. Creer que la Cultura está por encima de la Propaganda, sea la que sea. Creer que el esfuerzo y el estudio está por encima de la "recomendación", sea la que sea.
Toda esa gente que se exilió en París, y en tantos otros sitios, huyendo de las hordas, recordémoslo, fascista y marxistas!, toda esa gente era la que finalmente estaba volviendo a la vida de España, pero estos personajillos que quieren "ganar" una guerra que ni siquiera perdieron, los están echando de nustra vida. Malditos sean!

Irene Adler dijo...

Completamente de acuerdo con lo expuesto por Lopera in the nest.
El daño que está causando Zapatero,es terrible,pero ser mayor aún,cuando dentro de un par de generaciones,vislumbremos lo que su política ha fermentado.
Como me decía el otro dia una amiga,también ex militante del PSOE,"nos ha robado hasta el patrimonio común".

Anónimo dijo...

Yo,que soy cartagenero,como arturo,recuerdo aquel genial artículo que decía Como diria Perez Reverte, "a los cartageneros nos han hecho la puñeta la administración fenicia, la griega, la de Roma, la bizantina, los suevos, los vándalos, los alanos, los visigodos, el califato de Bagdad, el de Córdoba, el Cid Campeador, los reyes de Castilla, los de Aragón, los franceses, Napoleón Bonaparte, el general Martínez Campos, la primera y la segunda repúblicas, y todo el que pasó por aqui. Mis antepasados pagaron impuestos, palmaron en la Invencible, Trafalgar, Santiago de Cuba ( en el cementerio los veo), Filipinas, Annual. Y a cambio, como el resto de los españoles, recibieron hostias hasta en el cielo de la boca".

Anónimo dijo...

Me gusta mi tierra, pero no por ello, me siento nación, ni república, ni cantón , ni imperio, ni leches, ni me siento coaccionado por el "cruel centralismo" que algunos ilusos identifican con toros y flamenco, imponiendose vilmente a su sardanas, su pelota vasca y demas potes gallegos .
Se donde vivo, y en los años que estamos, vivo de mi trabajo, no vivo de historias, ni del pasado, tambien pago mis impuestos, me comunico en tiempo real con los australianos y no voy a caballo, como "braveheart".
Como decía el otro dia gutiforever;" Hoy estoy aqui, mañana no se donde.Pero sé que soy español allá donde vaya"

Zapataplús!! dijo...

Políticamente incorrecto pero genio y figura al fin y al cabo. Tipo que merece la pena escuchar (o leer).

el escritor escondido dijo...

Aquí en Tenerife, Nelson perdió el brazo por meter la mano donde no debía. ¿No va siendo hora de que les demos a cada uno lo suyo, como decían los clásicos? Bravo Arturo, haces honor a tu nombre, no desfallezcas. Salu2.

Claudedeu dijo...

¿Y esto lo escribió Pérez-Reverte? Pues no me queda otro remedio que aplaudir y añadir que últimamente tiene un carácter parecido al de su eterno rival, Paco Umbral (q.e.p.d.), con entrevistas a medias y puyas a los periódicos.

GFO dijo...

Arturo dice lo que sale de las gónodas y del alma,por que se lo puede permitir.
No rinde pleitesia a nadie,vende lo que no está en los escritos,y tiene su prurito de ego cubierto con creces.
Ha visto el horror de cerca,ha palpado lo que los hijosdeputa pueden hacer enarbolando nazionalismos de opereta,ha caminado sobre montañas de cadáveres y oido la mierda que lanzan los políticos por su boquita de piñón.
Ejerce de español y de tio con mayúsculas.
Ni metrosexuales ni hostias.
Me quito el cráneo ante el padre de Alatriste.