
A punto de darse el pistoletazo de salida que anuncia el comienzo de la campaña electoral, los partidos empiezan a dejar esbozos de sus programas.
El PP ha dejado claro, negro sobre blanco, que «no negociarán con terroristas ni por la presión de la violencia ni por el anuncio de su cese. Éste será un principio básico de la política de seguridad del Estado».
Aclarado este asunto que nos ponía los pelos como escarpias viendo como los apóstoles de la claudicación hacían sonar las trompetas anunciando la buenanueva, Rajoy incluye en su programa electoral una reforma del Código Penal para delitos de terrorismo que se nos antoja básica.
En concreto, propone la introducción de la cadena perpetua con juicio de revisión y la elevación de la llamada doctrina Parot a rango de ley.
Precisamente, esa doctrina Parot que desde las filas socialistas, proetarras y nacionalistas se ha pedido que se revoque para facilitar la excarcelación de terroristas, estándo recurrida en el Tribunal Constitucional que debe decidir si su aplicación es o no legal.
Trasladar de forma efectiva "la doctrina Parot" al Código Penal, supondría que las redenciones de penas se computasen por ley sobre cada una de las condenas impuestas y no sobre el tiempo máximo efectivo de prisión, lo que de hecho alargaría la estancia en la cárcel de terroristas que ahora salen con poco más de 20 años cumplidos. Una absoluta estafa procesal.
La reforma señala que Rajoy no va a seguir la infame "hoja de ruta" pactada por el PSOE, el PNV y los terroristas, que lo que quieren es acelerar a toda maquina la salida de los presos.
Hoy, los crímenes por terrorismo son castigados con 40 años de reclusión efectiva.
Rajoy propone que la pena pudiera ser incluso superior si quien ha cometido el delito no se arrepiente. Para poner en libertad al delincuente, se establecerían unos juicios de revisión en los que se examinaría si existe la voluntad real de reinsertarse.
Queda en el tintero -eso sí -, la reforma de la Ley del menor, que se nos hace imprescindible a la hora de atajar que casos como el de Sandra Palo o Marta del Castillo, queden prácticamente impunes.
Si de algo debe servir esa atronadora mayoría absoluta del PP -amén de para salir de la crisis y levantar España -, es para acometer un profundo proceso de regeneración en nuestro país.
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