Encrucijada

El Ejecutivo socialista ha mencionado, en repetidas ocasiones, como uno de los logros de su legislatura el reconocimiento de nuevos derechos para los españoles; ahora, y gracias a ellos, tenemos más derechos. ¡Qué bien!, la emoción me embarga. De hecho, en los últimos días, se nos ha dotado de otros tantos. A saber: el derecho a ser obligado a cursar Educación para la ciudadanía, aunque sea bastante sui generis, si lo dicen los socialistas, es un derecho; el derecho y el honor de ser seguido por miembros del CNI, bien para protegernos, bien para controlarnos, pero ¿no es de agradecer su preocupación?; el derecho a ser elegido objetivo de los terroristas etarras para engrosar su macabra lista.

Al margen de ironías (para evitar caer en la depresión o en la tentación de irse o suicidarse), el último de los tres resulta más inquietante por la actitud del Presidente. La yenka bidireccional -adelante y atrás- que se está marcando con este tema, no es nada tranquilizadora ni fiable. Un día se intenta el acercamiento de posiciones con el PP, al siguiente se vuelve a cargar contra él (especialmente los periodistas y medios al servicio del Gobierno); envía a Mª Teresa Da la Cara tras la reunión con Rajoy, pero aparece él después del despliegue de talante e integración con los grupos minoritarios; no se incoa la ilegalización de ANV, pero se expedienta a un miembro del PSOE por querer pactar una alcaldía con ella; se va a mantener firmeza, pero se vislumbra como altamente probable el pacto con Nafarroa Bai; la Vicepresidenta habla de vencer a ETA y, a continuación, Rodríguez vuelve a distinguir entre descerebrados y cerebrados en la organización terrorista. Mal asunto.

Dentro de ETA, todos son iguales. Dentro de ETA, no hay distinciones. Dentro de ETA, son todos unos asesinos, liberticidas y totalitarios. No, señor Presidente, no hay diferencias. Que siga empeñado en buscarlas y hacerlas, manteniendo a ANV por lo que pueda pasar, la ausencia de reconocimiento de su error (porque ETA no es la única equivocada, su negociación ha sido un desastre per se y por cómo se ha llevado a cabo, aunque intente ahora difuminar su responsabilidad y culpa extendiéndolas a otros) y una afirmación taxativa e indubitable de que no habrá más negociaciones con los terroristas, me llevan a la duda, a la inquietud y a la desconfianza.

Intenta salvar y mantener una imagen conciliadora, la de alguien que intenta satisfacer a todos, cuando eso es imposible. Y mi temor reside en que tenga calculada (mediante conversaciones fuera del territorio español, porque ha prometido el cese de las mismas dentro de éste exclusivamente) su última genialidad pensando en que ganarán las generales -por sí solos o pactando-, cifrándose aquélla en que la mayor satisfacción no sea la de los españoles sino la de las minorías separatistas y la banda etarra, desintegrando el marco constitucional que tanto le incomoda.

Tiempo tiene de meditar cómo lo hará dentro de su Constitución, su legalidad y su Estado de Derecho. Tanto como los demás -si no nos matan antes- para encargarnos de dilucidar si está realmente dentro de la Constitución, la legalidad y el Estado de Derecho.

Anexo:

Zapatero ha vuelto a mentir a Rajoy y a todos los españoles.Durante los pasados días 14, 15 y 16 de mayo se produjeron reuniones simultáneas entre Gobierno y ETA y Batasuna y PSOE, según publica el diario Gara, en su edición de hoy.