viernes, octubre 27, 2006

El porqué

En el juicio celebrado hoy en la Audiencia Nacional, en el que se juzga al asesino múltiple De Juana Chaos, terrorista celebérrimo, entre otras cosas, por su regocijo al ver desencajadas las caras de las víctimas, se ha producido una situación especialmente tensa por los gritos proferidos por los hijos de Ricardo Sáenz de Ynestrillas.
Seguramente muchos tienen una idea formada sobre ellos, al menos sobre Ricardo (hijo); dicha idea estará probablemente basada en noticias relacionadas con su actividad política en la extrema derecha; e imagino que lo describirían como un extremista, radical e incluso loco. Yo tenía una opinión de ese estilo, hasta que conocí a alguien que tenía -y supongo sigue teniendo- una profunda y larga amistad con él. Amigo antes y después del asesinato de Ricardo (padre) perpetrado por ETA, por De Juana Chaos, y me contó su historia.
Ricardo y su hermano iban a ser recogidos un día por su padre, pero no lo fueron. A escasos metros de ellos, un comando etarra inició un tiroteo, asesinando a Ricardo Sáenz de Ynestrillas y a otros dos militares que lo acompañaban. De Juana Chaos fue quien se acercó a rematar al comandante Ynestrillas en el suelo. Y sus hijos lo presenciaron.
Pero no fue sólo a su padre a quien perdieron aquel día. Su madre no fue capaz de superarlo. Su cerebro decidió protegerla ante tanto dolor y se bloqueó. A su padre lo mataron, murió asesinado; a su madre, la dejaron muerta en vida. Y ni Ricardo ni su hermano volvieron a ser nunca los mismos.
No es éste el único caso al que me han acercado. Llegó de alguien muy cercano, no de ellos mismos a los que ni siquiera conozco. Sin embargo, he escuchado lo que directamente siente el corazón y sale por boca de otras víctimas, cuyo testimonio han ofrecido generosamente -no puede ser fácil revivir algo así, por mucho tiempo que haya transcurrido- en entrevistas realizadas por Javier Horcajo. Tampoco estas personas volvieron a ser las mismas.
Lo que se puede encontrar en todos ellos es la necesidad de que se juzgue a los asesinos, que cumplan sus condenas, que no obtengan premio alguno por haber estado matando a inocentes; algunos ni siquiera podrán conseguir eso, al no haberse determinado quiénes cometieron el asesinato de sus deudos. Sólo están pidiendo que el Estado de Derecho se comporte como tal.
No guardan rencor; no sienten odio; no quieren venganza, ninguno de ellos se ha vengado personalmente. Sólo siguen sintiendo dolor; dolor por la pérdida (una ausencia, parte de sus propios cuerpos), pero también dolor porque sus vidas dejaron de ser lo que prometían para convertirse en algo muy distinto y, en ningún caso, envidiable. Son realmente admirables.
Volviendo a lo sucedido hoy, no pretendo dar argumentos -ni a favor ni en contra- para enjuiciar la actitud de los hermanos Sáenz de Ynestrillas. Se enjuiciaba a De Juana Chaos, que es el asesino. Sin embargo, quiero manifestar que los entiendo. Los comprendo (a ellos y a cualquier otra víctima que grite) porque están viendo que, por motivos políticos, las cosas no están siendo como deberían; porque están sufriendo que el Fiscal General del Estado esté dando unas directrices que no son las que deberían; porque no se están sintiendo respondidos y respaldados. Sólo ha habido gritos, pues afortunadamente -y de momento-, esta conducta es exclusiva de Cándido Conde Pumpido y otros cándidos dispuestos a seguirlo. Desde la Justicia, desde el Poder Judicial en su mayoría, se están percibiendo actitudes contrarias a las del Fiscal Particular de Moncloa, actitudes que aplican exclusivamente la ley desde la justicia, no desde la política o la "paz social".
Todos somos conscientes de que podemos perder a nuestros seres queridos, pero nadie está preparado para que sean asesinados por una banda terrorista sin tener culpa de nada. Si no quedara la esperanza, poco a poco más fuerte, de que la Justicia va a ser justa y ajustada a Derecho, y las víctimas no se limitaran a gritar, desde luego no sería yo quien los juzgara; porque no sé, o no quiero saber, lo que haría yo en su lugar.

3 comentarios:

GFO dijo...

Cuando el Estado de Derecho salta en pedazos,cuando la Justicia y la Fiscalía estan prostituidas,sometidas a el proceso de rendición;cuando las víctimas son despreciadas,arrinconadas y se esta más próximo a los asesinos que a los muertos,les estan empujando al abismo,arrastrando al precipicio de la ignomínia y a tomarse la Justicia por su mano.
CODA:
La madre de Ynestrillas se sumió en una depresión profunda de la que jamás se recuperó.
Perdió la cordura,y acabo sin pronunciar palabra alguna y bebiendo agua del vater.
APOSTILLA:
Si sales en os próximos meses,De Juana,vas a saber lo que es el miedo.
Puedes tener por seguro que Ricardo y Martin van a ir a por ti.
Y si algo nos ha enseñado la historia,es que si alguien quiere matarte y esta dispuesto a inmolarse,no hay nada ni nadie que le pueda detener.
Así que ve buscando un agujero.
Porque te van a cazar.
Como una rata.
Hijo de puta.

Sempietnos dijo...

Solo si por un momento se esta en el pellejo de los familiares,de las víctimas se puede llegar a vislumbrar,a intuir,el tremendo dolor,el desgarro que debe suponer una situación asi.
Lo sucedido ayer en la Audiencia Nacional,descubre de manera brutal,la degradación moral a la que ha llegado Zapatero en su proceso de rendición ante ETA.
La sonrisa de hiena de De Juana,contrasta con la ira y el desgarro de los Ynestrillas,y con la indignación de los manifestantes de la AVT,que a las puertas de la Audiencia,mostraban su repulsa.
Como jurista que soy,no puedo si no sentir vergüenza ante la posición del Fiscal General,convertido en el abogado defensor de los asesinos.
Y por supuesto,comparto las sensaciones de gutiforever.
Yo en una situación así,frente a frente con los asesinos de mi padre,a los que excarcelan mientras él esta en el cementario,no dudaría.
A esto nos esta llevando Zapatero.

Sempietnos dijo...

Leo en Libertad Digital,que el CGPJ avisa del riesgo de que la próxima modificación del Código Penal permitirá la salida y excarcelación de los principales jefes de ETA.
Un intento camuflado de hacer pasar por la gatera,los indultos a los presos.